El martes pasado, el patio del cole se transformó, por arte de Halloween, en un terrorífico escenario donde zombis, monstruos, esqueletos, vampiros y demás personajes espeluznantes, fueron superando una serie de pruebas por equipos. Fue una tarde de lo más divertida, que acabamos todos juntos cantando y bailando al son de No tengo miedo al zombi del cementerio.
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