Grupo Lector 21-22

Este curso empezamos nuestra andadura susurrando a través del amplificador que construimos en la Harinera emulando al movimiento artístico francés de los souffleurs. Así se creó una suerte de magia provocada en ese ambiente en el que secretos, poesía e intimidad rasgaban sus celdas para compartir el universo.

Una fecha obligada de celebración para el Grupo de Lectura es el Día de los Muertos. En esta ocasión decidimos rescatar la parte más jocosa al estilo de nuestros hermanos mejicanos realizando unas coloridas calaveras parlantes en cuya mandíbula se desplegaban relatos terroríficos. Los alumnos de Primaria tuvieron como referente a los grandes maestros del suspense elaborando las portadas de un relato escalofriante anticipado por una sinopsis que vislumbraba una historia desgarradoramente deliciosa.

Los Reyes Magos fueron los encargados de traernos como aguinaldo la V Edición de Intercambio de Libros entre Profesores, Comunidad de Hermanos y PAS. Para esta ocasión contamos con un genial maestro de ceremonias que nos iluminó a través del sonido de su violín y de su modulada voz y de unas tarjetas que, al calor de nuestras manos, revelaban la identidad del compañero que nos había elegido como destinatario. ¡Este año superamos el número de participantes llegando a cincuenta!

Con el despertar de la primavera dio comienzo nuestro ciclo dedicado al artista, y amigo, Emilio Gastón. La primera invitación consistió en brindar a las clases, al profesorado, Hermanos y PAS la posibilidad de compartir a partir de un floral origami, una metáfora y la recitación de un fragmento de la “Invocación a Nicaragua en Nochevieja de 1984, y a cualquier otro pueblo que desee ser libre” una palabra evocada. Se trataba de reflejarla en un pedacito de papel que debían devolver en dos días. Nuestro primer objetivo estaba conseguido: la mayoría de nuestros destinatarios estaban extrañados, confundidos y expectantes.

El hechizo se creó en la Biblioteca un martes cualquiera por la mañana. Allí nos dimos cita futuras promesas de la Liga, sus actuales agentes, el Grupo de Lectura y, la artífice del encanto, Mari Carmen Gascón. Contar con la suerte de ser guiados por la pareja que compartió su vida y su pasión por el arte con el Poeta pionero en esperanto, permitió que conociésemos mejor a la persona que derrochaba vitalidad en cada una de sus letras. Recopilamos las aportaciones de todos los participantes (los aturdidores trocitos inconexos de papel) y rociados de inspiración y siguiendo las magistrales instrucciones de combinatoria poética, los vocablos fueron configurando por un lado una figura geométrica perfecta: un cubo, y por otro los armónicos acordes de una sinfonía colegial: “Miradas desplegadas”.

En mayo seguimos las huellas del que fuera el primer Justicia de Aragón en la democracia inaugurando la que sería su ruta literaria. El inicio fue en los grafitis de San José para gritar a la Libertad y al Amori. Efectuamos paradas en la Plaza del Esperanto para proclamar la Fraternidadii y en Corazonistas para ensalzar la Rebeldíaiii. El descanso tuvo lugar en Constitución para recordar la Vida Cotidianaiv, el transbordo en la Plaza de los Sitios para arengar a Solitarios e Inconformistasv. El refrigerio de Sueñosvi fue disfrutado en el teatro romano como antesala para el éxtasis de celebración de Ángelesvii en la Plaza del Justicia. En torno al Banco de Nubepensador, con el halo inspirador de la Subjuntiva Farola y degustando una golosa Nube en el Café del Justicia, culminamos un recorrido en el que rimas, emociones y vivencias se conjugaron en primera persona del plural de un presente atemporal…

 

i Hoy he pintado los ladrillos
desde mi desesperación a mi ternura
AMINISTÍA, LIBERTAD, PARQUES PÚBLICOS,
AMOR,
sueño de golondrinas
y un tenedor a cada hombre del mundo. (“Pintada”)

Quiero pasar la noche feliz en tu aposento
con el plumero de ternura…
porque mañana toca limpieza de universo. (“13º Despertar. La Vía Láctea”)

ii Todos los vegetales del mundo somos iguales,
y cuando vuelva a sorprendernos
el escalofrío conjunto
proclamaremos libres a los hombres sensibles
y escaparemos a la eternidad
por la salida de emergencia. (“5º Despertar. La almohada de hojarasca)

iii Heme aquí con el alma indecisa.
Analizando el curso cronológico por medio de mis vi-
cios temporales…
yo,
cantor adolescente de labios temblorosos de ansiedad,
con asco españolísimo y terrible por mis minutos siglos
ya pasados,
y con acidez de alma producida por haber sido niño
tanto tiempo…
doy un tirón rotundo de mi cuello y arranco mi babero
elemental.

 ¡Tomadlo!                                                  (“Canto primero personal”)

iv El corazón aquel del fondo fondo
el del trozo de mundo en la solapa…
es el del hombre medio cuando sufre
cuando reza y se cansa
y cuando se desliza el sudor frío
por su encerada calva terrenal.

Yo
Vuelvo a abrir mis armarios…
y entrego totalmente mi corazón
                                                          (latido por latido) …
para una rebeldía soñadora
de todos los españoles del mundo.

 SIGAMOS MEDITANDO (“PUTEMUS HUMANISIMI”)

v Nos dan un panorama utilitario y unos cielos pequeños de renta limitada
                                                                                    para que todos os calléis
                                                                                   Yo no me callo.

Hoy empuño la paz amigo mío
                                                Pues mañana es el día decisivo
                                                          Cuando el amor es lo de menos.

Heme aquí entonces ya
            solitario en manada
                           cuando tantos violines de protesta resuenan en mi voz
yo voy deshabitado mundo a cuestas
                                                    rumor incontenible
                                                                          huelga chicha
                                                    por un cerro que alarga 37 horizontes.

                            El camino fue duro.

La ventisca y la nieve penetraban mi pino vertebral
                                           y un ángel me prestó su gabardina.
                                                         Mi rebeldía ya no tiene frío.

Transito en las montañas con paisajes cargados a la espalda
                                                                víveres suficientes
                                              y muda semanal de pensamientos.
                                             Voy de excursión a ventilar el alma.
                                                           […] (“Alicuando”)

vi Sentado en la materia cronológica de la nube en que habito
olvidaba volar día tras día
y abandonaba delincuentemente mi manera espontánea de soñar.

Y es que pasando el tiempo procurando leña y alimentos
vuelan los pájaros
                   se arrugan los milenios
                          y los hombres se vuelven herramientas abogados y todo como yo. (“SOMNO SOLVI”)

vii Casi todos los ángeles, prefirieron el vino con sifón.

Y todo esto, en memoria de aquellos hombres.
Sólo de aquellos hombres que otro tiempo volaron a
               su nube, y valieron la pena de ser glorificados
               en aquel brindis angelical.

Resulta que soñaron demasiado.
Que les dio por pensar de abajo arriba lanzando su
                          laringe a la esperanza…
Y tosieron con luz,
con transcendencia,
con ese ser así destartalado.

Acontece que aquellos soñadores…
Consiguieron un día el privilegio de volar a ese cúmulo
Espacial donde se puede vivir todo.
Instalaron allí su alojamiento…
Y renunciaron a seguir ligados a la pequeña cuota de
alquileres de sus apartamentos terráqueos.

Estos metaexistentes, jamás necesitaron valorar su
           canción a pie de obra para considerar su peso
           exacto.
Ese peso elevado tan valiente como su inclinación 
             ideológica.
Sean glorificados. (“Canto a los alejados ciudadanos”). 

Todos los fragmentos proceden del libro Emilio Gastón Antología épica (Epílogo de José Antonio Labordeta. Prólogo de Francisco J. Uriz), Barcelona, Los libros de la frontera, 1990.