Cómo motivar a los niños para estudiar en casa

Desde hace casi tres meses nuestros alumnos han tenido que adaptarse a la educación a distancia y a nuevas rutinas de aprendizaje en sus casas. Rincones de la habitación o el salón han sustituido a las clases, internet se ha convertido en la vía de comunicación directa con el colegio y los padres os esforzáis, entre teletrabajo y tareas domésticas, por dar apoyo a los profesores.

 Pero, ¿cómo mantener el interés de niños y adolescentes para seguir estudiando cuando se tiene tan lejos a tutores y profesores, cuando los horarios de ‘entrada y salida a clase’ dejan de ser estrictos y cuando además la situación de puertas para afuera, aunque ya mejor, sigue siendo incierta?

Es importante relativizar la situación y  flexibilizar los horarios. “El colegio (los profesores) está mandando los deberes y tareas pero es la familia, según sus posibilidades quien debe planificar y organizar los horarios”.

Períodos cortos de estudio

Es necesario establecer períodos de estudio no excesivamente largos, a ser posible divididos en mañana y tarde, y alternarlos con otras actividades lúdicas. “La neurociencia ha estudiado y concluido que el cerebro de un niño de hasta doce años no puede estar atendiendo más de 10 o 15 minutos a la misma actividad (los adultos pueden alcanzar unos 45 minutos). Nuestra recomendación sería espacios para el trabajo curricular propiamente dicho de entre un cuarto de hora y hora y media por la mañana y lo mismo por la tarde, dependiendo de la edad de los niños”.

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Insistimos en la importancia de la metodología de estudio, aprovechando esta estancia temporal en los hogares para priorizar la expresión verbal y escrita y la comprensión sobre el aprendizaje memorístico. “No vale de nada que los chicos se aprenda de memoria las cosas. Es mejor que el niño comprenda, se sepa expresar perfectamente, pueda explicar las cosas con sus propias palabras, tenga riqueza de vocabulario y que le transmitamos hábitos culturales como leer, que no vea la lectura como una obligación”.

Resulta absurdo considerar que los niños se han desmotivado por la situación que vive el país actualmente. “No podemos echarle la culpa de todo al Covid-19, un niño que no hace los deberes ahora probablemente tampoco los hacía antes. Es normal que algún día esté más cansado, necesite desfogarse o se encuentre desmotivado pero si era responsable antes de la pandemia lo va a seguir siendo ahora. Por eso hay que motivarles pero, sobre todo, en lo que respecta a que vamos a ser capaces de superar el duro momento que vivimos”. “La preocupación está en todos los hogares y los niños se dan cuenta de todo: si estamos nerviosos, contentos o deprimidos y se lo transmitimos. Por eso, tenemos que hacer un esfuerzo e intentar transmitirles los menos cambios posibles”.

Aprender más allá de los libros de texto

En tiempos de pandemia, otra educación es posible. “Lo que queremos transmitir a los padres es que en la ‘vida normal’ vamos a una velocidad vertiginosa y no reparamos en las posibilidades de aprendizaje que da un hogar. Esto nos tiene que servir para cambiar las cosas, porque se está hablando de que quizás haya nuevos confinamientos esporádicos en un futuro hasta que tengamos una vacuna”.

Los hogares son el ‘laboratorio’ perfecto para afianzar los contenidos que los niños y adolescentes han visto en el colegio y generalizar esos aprendizajes. “En realidad como se aprenden las cosas es en la práctica. Una suma la hacen matemáticamente, es pura mecánica, pero luego tienen que ver por ellos mismos para qué sirve, por ejemplo jugando a hacer una compra”.

En cualquier caso, si algo han demostrado los niños en estos casi tres meses de confinamiento, es que la mayoría de ellos son sumamente disciplinados y responsables».

Recomendamos diversas opciones para fomentar el aprendizaje más allá de los libros de texto:

– Experimentar en la cocina: ver cómo cambian los alimentos, cómo pasa el agua de sólida a gaseosa o líquida, estudiar las cantidades y medidas haciendo una receta. “Sin darse cuenta pueden aprender muchísimo”.

Adquirir responsabilidades, trabajar en equipo… todos los valores que los niños pueden aprender mientras cocinan

– Hacer cuentacuentos, teatrillos, cantar y bailar… “La expresión corporal, que tan poco se trabaja en los colegios, es fundamental para expresarse oralmente. Es una asignatura pendiente que puede reforzarse en casa”.

– Trabajar el juego simbólico. “Tan sencillo como hacer en la cocina una compra, intercambio de dinero, preguntar a qué precio está cada producto…”

– Manualidades y talleres de lectura.

– Compartir juegos de mesa para trabajar el trabajo en equipo, las normas, conteo matemático…

Departamento de Orientación