El proyecto disFRUTI de primer ciclo de Primaria enseña los secretos de una vida sana.

Los alumnos de primer ciclo de Primaria han desarrollado un proyecto para conocer los secretos de una vida sana durante todo el segundo trimestre.

Empezamos la primera semana de enero visitando el parque de la Memoria en el barrio. En esta visita descubrimos que mucha gente mayor ha optado por cultivar sus propias plantas en el parque. ¿Por qué han plantado un huerto en el parque? ¿Qué hace falta para tener un huerto? ¿Es más sano cultivar tu propia comida? ¿Podríamos hacerlo nosotros en el colegio?

De estas preguntas y del interés despertado surgieron múltiples preguntas más para las que tuvimos que investigar. Nos dimos cuenta que hay muchísimas plantas de huerto que aportan diferentes beneficios para nuestro organismo y gracias a la visita de Raúl, un nutricionista profesional, aprendimos la importancia de cuidar nuestra dieta y cómo las plantas debían ser parte fundamental de nuestra alimentación diaria.

Recordamos las fases de las plantas. Cada planta es un mundo y no todas las podemos plantar a la vez y cuando se nos antoje. ¿Qué plantas pueden tener un huerto si lo hacemos en esta época? Si plantamos esto se secará. Si plantamos esto no crecerá. ¡Ya lo tengo! Esta planta es ideal para los meses de invierno y solo tardan sesenta días en poder recolectarse- comentaba un niño de 2ºB.

¿Y dónde lo plantamos? Hay que encontrar un sitio ideal donde haya luz, agua. Seguro que los profesores pueden ayudarnos. Ya tenemos todo listo. Semillas, tierra, agua, semilleros, a por la siembra y, mientras salen, a disfrutar del Carnaval.

Este Carnaval, especialmente dedicado a la vida sana, fue divertidísimo y festejado con la instauración del Viernes disfruti con la brocheta frutal. Desde entonces nuestro almuerzo será una pieza de fruta. Por la tarde, la lucha de las frutas para demostrar cuál es la mejor. ¡Pero si todas son geniales!

Ya solo quedaba una cosa: trasplantar los planteros al huerto y aprender qué aperos son los idóneos para ello. No debemos olvidarnos de que hay que regarlo.

Desde que terminó el proyecto ha pasado tiempo. El huerto está creciendo y estamos apunto de recolectar los frutos que tanto esfuerzo han supuesto. Y es que en este proyecto se han sembrado matemáticas, lengua, ciencias, religión… ¿Todavía alguien no ve lo fructífero que resulta aprender así?