Ayer fue un día muy especial de esos que todos vamos últimamente suplicando a
gritos.
Llevábamos mucho tiempo sin ver a nuestros amigos de @Atrapavientos y finalmente ha
caído esa lluvia fina, delicada y aterciopelada de sus palabras.
Lucía, Mariajo y Vicky han regalado una mañana para todos nuestros chicos de 2º de
E.S.O. que no olvidaremos. Animando a la participación, pero sin obligar. Respetando
el pudor de abrirse ante los demás. Cómplices a la vez de una emoción literaria.
La actividad estaba organizada en tres talleres.
En uno de ellos la dinámica consistía en escribir, después de unas pautas creativas, en
una hoja con semillas. El milagro, que ya hemos disfrutado en otras ocasiones, consiste
en ver crecer lo que ha sido escrito en negro sobre blanco por eso era obligado elegir
adecuadamente lo que se iba a sembrar, crecerá y se hará grande.
Los otros talleres eran un torrente de susurros. Una forma poética inusual para gritar
nuestros más profundos pensamientos. Nunca los decibelios estuvieron tan desatados,
nunca. Y tampoco nunca la caricia fue remplazada de una manera tan efectiva.
Susurrar es acariciar.
A ti lector que estás leyendo esta entrada en nuestra web te vamos a susurrar un
secreto… Hoy algunas lágrimas han decidido saltarse el confinamiento, la emoción no
se puede encerrar. Muchos de nuestros alumnos leen poesía, estamos hablando de
algo que tenemos que cuidar. Otros más alejados de la literatura han sentido hoy el
pulso de contar que tienen miedos e ilusiones.
Plagiando a las dinamizadoras nos despedimos de esta montaña rusa diciendo que
Montemolín se muere de amor hoy. ¡Gracias!
