Centa una leyenda que en un tiempo en el que asoló una terrible enfermedad en la ciudad de Zaragoza, un grupo de indómitos profesores junto con sus aguerridos alumnos trataron de hacer lo IMPOSIBLE, POSIBLE…, hacer Educación Física pese a todas las inclemencias, impedimentos y mascarillas invasoras. Los alumnos, puestos en la casilla de salida, sorteaban todas las dificultades posibles.
No había obstáculo ni prueba que permitiera desistir en el intento…
Ni laberintos engañosos ni piedras en el camino,
ni siquiera pirañas peligrosas que se ocultaban en los ríos humanos…
Día tras día, siguiendo siempre siguiendo la línea correcta marcada por sus profesores, sea en inglés o en castellano, en el patio o en las pistas de la granja, andando, corriendo o en patines,
y tras hacer un buen calentamiento dirigido por ellos mismos,
los disciplinados y audaces alumnos conseguían hacer realidad lo imposible, lo irreal, real, lo extraordinario, una sorpresa diaria….
CONSEGUÍAN HACER EDUCACIÓN, FÍSICA, DISFRUTAR DEL DEPORTE Y DE SUS VALORES,
Conseguían realizar
actividad física, jugar,
reír, correr,
esforzarse
junto con sus compañeros y profesores.
CONSEGUÍAN HACER VOLAR SU CREATIVIDAD, SONREIR TRAS SUS MASCARILLAS Y OLVIDAR POR UNOS MOMENTOS, LA TRISTEZA QUE, EN OCASIONES, INVADÍA LA SOCIEDAD.