Reflexiones sobre el intercambio con Suecia.

A finales de marzo del curso pasado, un grupo de unos 20 alumnos de 3º ESO del colegio La Salle Montemolín fuimos de intercambio a Bergums Skola en Gotemburgo, Suecia.
Estuvimos allí durante una semana. Por las mañanas íbamos al colegio sueco y por las tardes realizamos diversas actividades y visitas.
Lo que más nos llamó la atención de todo fue el colegio. No solo las instalaciones, con un gran patio y un pabellón de deportes con incluso paredes para escalada, sino también el modelo educativo bastante diferente al de España. Para empezar, es mucho más práctico; tienen asignaturas como Costura y Cocina, y las asignaturas como Tecnología o Biología también son más prácticas. Por ejemplo, en la clase de Tecnología tuvimos que programar unos pequeños robots para después hacer luchas entre ellos. En Biología aprendimos una forma de filtrar el agua en una botella.
Otra cosa que nos llamó la atención también fue que las clases eran mucho más ligeras; entre una y otra había un descanso de 10 minutos, además del recreo, que era de una hora.
Durante esos tiempos intermedios podíamos acudir a diferentes salas con videojuegos, billar, ping-pong, futbolín, etc.
También era curioso que nos teníamos que descalzar antes de entrar, y en todas esas salas estábamos todos descalzos.
Esto de descalzarse era también algo normal al entrar en las casas. Siempre se quitaban los zapatos y los dejaban en la entrada. Sus casas son la mayoría unifamiliares con, al menos, dos pisos y jardín.
Pensábamos que los suecos eran serios y un poco fríos, pero nos sorprendió lo amables y acogedores que fueron con nosotros. Desde el primer día nos hicieron sentir muy cómodos, como en casa.
Hace menos de un mes fueron ellos quienes nos visitaron. Cada uno se alojó en la casa de su correspondiente español. Durante su estancia visitamos el Pilar, La Seo, el Monasterio de Piedra, e hicimos otras actividades todos juntos: salir a cenar, comida con las familias en el Parque del Agua, e incluso una tarde de compras en Puerto Venecia.
La relación con los suecos no ha podido ser mejor. Nos hemos llevado todos muy bien y hemos practicado mucho el inglés. Ellos no tanto el español, ya que les resultaba más difícil mantener una conversación fluida en nuestra lengua.
Ha sido una experiencia inmejorable e irrepetible en la que hemos aprendido muchas cosas acerca de la vida en Suecia, sus costumbres, su forma de ser, además de los amigos y amigas que he ganado, con los cuales seguimos en contacto y con los que nos gustaría reencontrarnos en un futuro.
Todas las personas que tengan la oportunidad de vivir un intercambio así no deberían pensárselo dos veces. Es una oportunidad única para conocer de primera mano otras culturas.
Sara Miana. (Alumna 4 ESO)